jueves, febrero 23, 2006

Esquí

El ser humano es el único animal que en verano, cuando más calor hace, va a tostarse a la playa, a producirse quemaduras en la piel, a aumentar la posibilidad de coger insolaciones o cáncer de piel y a urticarse con picaduras de medusas. En cambio, en invierno, se dirige solícito a la montaña, únicamente si ha nevado, para deslizarse por unas pistas habilitadas a tal efecto por la nieve, con el consecuente riesgo de partirse una pierna o sufrir las consecuencias de un alud...

Precisamente, este 'finde' (como llaman al fin de semana muchos de los que van a esquiar) he podido presenciar este extraordinario fenómeno migratorio de dos días de duración hacia las zonas montañosas que han recibido precipitaciones en forma de nieve...

Los emigrantes se disfrazan con unos trajes que parece que vayan a Siberia (uno de los lugares más fríos del planeta) y se untan la cara con todo tipo de potingues para evitar los rayos ultravioletas del sol. También se protegen los ojos con unas gafas especializadas y muy caras. Digo yo que lo normal sería quedarse en casa, pero parece ser que el instinto migratorio de la especie está muy arraigado en ellos y sucumben con facilidad al menor estímulo...

Se dirigen a las pistas de esquí en manada, haciendo colas larguísimas para acceder a ellas, para aparcar el coche, para acceder a los remontadores, para poder comer, etc. hacen colas para todo, incluso para que los atienda el médico cuando se lesionan...

El deporte del esquí consiste en subir a una cierta altura de las pistas mediante remontes mecánicos (para no cansarse mucho) y dejarse deslizar con mejor o peor gracia hasta llegar al final de la pista, procurando esquivar a los otros esquiadores, chocar con alguna roca o salirse de la pista...

No obstante, algunos individuos especialmente peculiares, escapan de las pistas a la que pueden, para practicar lo que se conoce como 'esquí fuera pista' o 'esquí de montaña'. Este acto poco inteligente, se ve premiado de vez en cuando con un alud que los sepulta. Si Darwin levantase la cabeza, se reiría...

Algunos incluso se disfrazan de manera estrafalaria para esquiar. No me refiero al tradicional mono de esquí, no, sino que se visten como indios sioux, o de arlequines o de otras cosas pintorescas. Parece que estén de carnavales (costumbre de la que hablaré más adelante)...

Los más inteligentes de todos se quedan en los bares ubicados a pie de las pistas, tomando tranquilamente el sol a fin de lucir bronceado de esquí sin necesidad de hacer colas, romperse piernas o sucumbir a los aludes. También podrían quedarse en sus casas tomando el sol, pero parece que no, que el sol de la montaña tuesta más...

Cuando acaban de esquiar y tras las pertinentes colas para coger el coche, muchos de ellos se dirigen a la población más cercana para practicar una cosa llamada 'aprés-esquí' que consiste en pasear por las calles de dicha población disfrazados de esquiadores tocando las narices tanto como pueden a los aborígenes...

Por la noche, después de cenar, suelen acudir a unos antros oscuros, ruidosos y llenos de humo denominados 'discotecas', que están repletas de gente, conservando parte del atuendo de esquiadores para que se los distinga, preferentemente, las botas descanso...