miércoles, marzo 22, 2006

Deducciones publicitarias

Me han encargado que analice la publicidad televisiva a fin de poder establecer algunos rasgos esenciales de los humanos...

Lo primero que observo es que están obsesionados con los coches, pues los anuncian a todas horas y por todos los canales. Lo segundo que consigo colegir es que los humanos son muy raros: quieren que se les vendan coches, pero los anuncios hablan de casi cualquier tema menos de los coches en sí. Lo normal sería que el anuncio en cuestión loase las maravillas de tal o cual modelo, pero al parecer se dedican a hablar de lo congestionada que está la ciudad, lo peligroso que es dejarle conducir el coche a la suegra, los riesgos de dejar sin caseta al perro de los suegros (¡cuanto suegro en los anuncios de coches!) o de una supuesta misión trascendental en su vida, que tampoco acaba de revelarse...

Como se acerca un período vacacional denominado 'Semana santa' (del que hablaré en otra ocasión), las diferentes regiones y países compiten emitiendo publicidad de sí mismas. Me ha llamado poderosamente la atención el de un extraño país llamado Bizcaia, que al parecer ya fue profetizado por un conocido adivino / hechicero / brujo de la tribu llamado Nostradamus...

Otro de los ítems recurrentes son los anuncios de alimentos dietéticos que ayudan a 'cuidar la línea' (es decir, a no engordar). Curiosamente, obvian todos ellos dos pequeños detallitos: que por poco que engorden, todos contienen calorías, con lo que si el consumidor en cuestión no ingiere dichos productos, engordará menos que si los ingiere. El segundo detalle es que dichos productos no adelgazan, a pesar de lo que insinúan, aunque eso parece traerles sin cuidado a los cada vez más obesos humanos. Es curioso que en algunos países darían lo que fuese por estar gordos, mientras que en los países occidentales, que nadan en la abundancia, darían lo que fuese por estar esbeltos y delgados. No hay quien los entienda...

Los humanos no saben estarse callados. Y eso que sólo tienen una boca y un conjunto de cuerdas vocales, pero nada: no hay manera. Como todos sus vecinos ya están inmunizados a las recurrentes cantarelas de cada individuo, se inventaron un aparato de comunicación a distancia denominado 'teléfono móvil' o simplemente 'móvil' que permite enviar voz e imágenes a otros humanos dotados de dicho aparatejo. En contra de lo que pudiese suponerse muy, muy de lejos, los seres humanos no son excesivamente racionales y casi todos disponen de un aparatito en cuestión. Aún así, hay multitud de anuncios que se dedican a promover todavía más si cabe su uso, con llamaditas tontas, mensajitos cursis y fotos soeces. Si cada vez que utilizan el móvil sin necesidad recibiesen una descarga eléctrica, la Humanidad quedaría lobotomizada en pocas horas...

Los anuncios más divertidos y esclarecedores de la poca capacidad intelectual de los humanos son los relativos a los bancos. Al parecer, estas entidades te dejan una cierta cantidad de dinero para que te la gastes en cosas que no sueles necesitar a cambio de que les retornes una cantidad mucho mayor. Por increíble que parezca, los anuncios de esta categoría son de lo más efectivo, porque a pesar de lo contraproducente de su uso, hay verdaderas bofetadas por conseguir créditos hipotecarios o créditos al consumo. Los anuncios suelen incidir en lo cercanas y humanas que son estas entidades. Las mismas que, si no les pagas, te expropian hasta la camisa y te envían a vivir debajo de un puente. La credulidad de esta especie no deja de sorprenderme...

También hay un apartado más o menos folklórico de anuncios: son los de detergentes, que son unas sustancias que limpian la ropa que el marido se ha encargado de ensuciar cuando decide ponerse manos a la obra y hacer él la comida. En fin, qué decir... con lo fácil que es prohibirle al marido que se acerque a la cocina (basta sobornarlo con un partido de fútbol) o, simplemente, cambiando de marido...

jueves, marzo 02, 2006

Gripe aviar

Al parecer los humanos andan bastante revueltos por una enfermedad que afecta a las aves (gripe aviar) y que podría extenderse a los humanos en caso de mutar el virus que lo provoca. En tal caso se produciría una gran mortandad. En cambio parecen tan tranquilos por otras epidemias que corren por su planeta como el SIDA, la malaria o, simplemente el hambre...

Ante cualquier avistamiento de aves muertas, si lía un pollo (sí, acabo de hacer un chiste: me costó coger el concepto pero creo que al final lo he conseguido): sale en todas las televisiones y los humanos, muy nerviosos, comienzan a exterminar a todo bicho viviente que haya podido estar en contacto con el animal, salvo a los propios humanos, que sólo son exterminados en lugares como Iraq, Afganistán, etc...

Es evidente que se trata de una enfermedad que preocupa sobre todo a los países ricos, porque los pobres bastantes problemas tienen ya cada día como para 'comerse el coco' con otra enfermedad más o para preocuparse por un pájaro muerto. En todo caso si encuentran un ave difunta, lo más probable es que se la zampen...

Esta epidemia ha provocado que en ciertas áreas de peligro, las aves sean recluidas bajo cubierto para reducir el riesgo de infección. No sucede así con ciertos 'pájaros' que siguen tan tranquilos y que suelen ocupar las más altas magistraturas de algunos países...

Hoy les he gastado una broma (esto del humor es de lo más interesante): les he dejado un tucán de goma flotando en un lago. Hay que ver el jaleo que se ha armado hasta que se han dado cuenta de que: primero, en España no hay tucanes y, segundo, que era de plástico. Pero ha sido digno de ver: policía, ambulancias, gente con trajes estancos, médicos, veterinarios, medios de comunicación, un político que quería hacerse la foto...

Me han llamado la atención de la central y me han pedido que modere mis bromas. Al parecer mi representación de un polibicho de Titán no ha sido muy bien recibida por los sufridos alienígenas que iban en el ascensor. Tengo que cogerle el truquillo...

domingo, febrero 26, 2006

Los Carnavales

Los Carnavales son el período de tiempo anual en que los humanos se disfrazan de lo que no son y querrían ser o, con mayor frecuencia, de lo que ya son pero el resto del año no se atreven a confesar. Así, abundan los disfraces de psicópata, de payaso y de gorila, entre otros...

Los niños también son disfrazados por sus padres. Generalmente de ranitas, de ratitas o de pajaritos. Teniendo en cuenta que los adultos se comen a la ranas, exterminan a las ratas y les pegan tiros a los pajaritos a la mínima que pueden, yo no me sentiría muy cómodo siendo un niño humano. Tal vez así los preparen para la vida adulta...

En algunos países, en especial en ciertos lugares con pocos recursos y mucha miseria, se suelen efectuar grandes fastos y derroches para Carnaval. Supongo que una sociedad pobre se disfraza una vez al año de sociedad opulenta. No obstante, como dice un proverbio humano, aunque la mona se vista de seda, mona se queda...

Después están también las comparsas y chirigotas, que desfilan por las calles de pueblos y ciudades cantando las verdades que el resto del año no se atreven a decir. Las autoridades lo soportan estoicamente y a veces con un rictus de falsa sonrisa en la cara porque les dejan decir durante un día lo que el resto del año callan. Parece que todos están contentos, por eso...

Los que no han tenido tiempo de preparar un disfraz en condiciones suelen ataviarse de payaso, con una nariz roja, una peluca naranja y un traje de colorines ridículos. Van haciendo el tonto a diestro y siniestro. Los niños cuando los ven, naturalmente, no se ríen, porque no hacen ninguna gracia y hacer reír a un niño es algo especialmente complicado (a menos que se disponga de una botella de gas hilarante), con lo que demuestran que, a veces, los niños son más inteligentes que los adultos...

Los Carnavales concluyen con algo llamado el 'entierro de la sardina'. Reconozco que no consigo entender en qué consiste, pues no he podido localizar ningún entierro ni ninguna sardina, pero no me extrañaría que fuese algún ritual secreto que los humanos celebran en la más estricta intimidad...

jueves, febrero 23, 2006

Esquí

El ser humano es el único animal que en verano, cuando más calor hace, va a tostarse a la playa, a producirse quemaduras en la piel, a aumentar la posibilidad de coger insolaciones o cáncer de piel y a urticarse con picaduras de medusas. En cambio, en invierno, se dirige solícito a la montaña, únicamente si ha nevado, para deslizarse por unas pistas habilitadas a tal efecto por la nieve, con el consecuente riesgo de partirse una pierna o sufrir las consecuencias de un alud...

Precisamente, este 'finde' (como llaman al fin de semana muchos de los que van a esquiar) he podido presenciar este extraordinario fenómeno migratorio de dos días de duración hacia las zonas montañosas que han recibido precipitaciones en forma de nieve...

Los emigrantes se disfrazan con unos trajes que parece que vayan a Siberia (uno de los lugares más fríos del planeta) y se untan la cara con todo tipo de potingues para evitar los rayos ultravioletas del sol. También se protegen los ojos con unas gafas especializadas y muy caras. Digo yo que lo normal sería quedarse en casa, pero parece ser que el instinto migratorio de la especie está muy arraigado en ellos y sucumben con facilidad al menor estímulo...

Se dirigen a las pistas de esquí en manada, haciendo colas larguísimas para acceder a ellas, para aparcar el coche, para acceder a los remontadores, para poder comer, etc. hacen colas para todo, incluso para que los atienda el médico cuando se lesionan...

El deporte del esquí consiste en subir a una cierta altura de las pistas mediante remontes mecánicos (para no cansarse mucho) y dejarse deslizar con mejor o peor gracia hasta llegar al final de la pista, procurando esquivar a los otros esquiadores, chocar con alguna roca o salirse de la pista...

No obstante, algunos individuos especialmente peculiares, escapan de las pistas a la que pueden, para practicar lo que se conoce como 'esquí fuera pista' o 'esquí de montaña'. Este acto poco inteligente, se ve premiado de vez en cuando con un alud que los sepulta. Si Darwin levantase la cabeza, se reiría...

Algunos incluso se disfrazan de manera estrafalaria para esquiar. No me refiero al tradicional mono de esquí, no, sino que se visten como indios sioux, o de arlequines o de otras cosas pintorescas. Parece que estén de carnavales (costumbre de la que hablaré más adelante)...

Los más inteligentes de todos se quedan en los bares ubicados a pie de las pistas, tomando tranquilamente el sol a fin de lucir bronceado de esquí sin necesidad de hacer colas, romperse piernas o sucumbir a los aludes. También podrían quedarse en sus casas tomando el sol, pero parece que no, que el sol de la montaña tuesta más...

Cuando acaban de esquiar y tras las pertinentes colas para coger el coche, muchos de ellos se dirigen a la población más cercana para practicar una cosa llamada 'aprés-esquí' que consiste en pasear por las calles de dicha población disfrazados de esquiadores tocando las narices tanto como pueden a los aborígenes...

Por la noche, después de cenar, suelen acudir a unos antros oscuros, ruidosos y llenos de humo denominados 'discotecas', que están repletas de gente, conservando parte del atuendo de esquiadores para que se los distinga, preferentemente, las botas descanso...

viernes, febrero 17, 2006

El negro

En la Central me han encargado una investigación sobre las dificultades que experimentan los humanos de este país para encontrar una vivienda digna a un precio razonable. Es decir, un piso de 60 metros cuadrados a menos de 300.000 euros...

He empezado la investigación acudiendo a una agencia inmobiliaria donde me han enseñado unas fotografías preciosas de unas casas magníficas a buen precio. Pero todas tenían alguna pega: estaban en medio de un yermo desolado, al lado de una central nuclear, debajo de un puente de la autopista...

El agente, que no paraba de sonreír desaforadamente, ha pasado a mostrarme viviendas más normales y a un precio astronómico. Por desgracia he metido la pata cuando le he preguntado por una fotografía de una casa modélica. Se le ha congelado la sonrisa en la cara y me ha dicho que eso era el periódico y que la casa en cuestión era el palacio de Buckingham, que al parecer no está a la venta...

Poco después de que el agente se haya repuesto del desencaje de mandíbula de tanto sonreír me ha mostrado un piso muy interesante. Le he pedido ir a verlo. Acto seguido nos hemos dirigido al habitáculo en cuestión. El barrio es muy popular, pues por las esquinas hay gente que se dedica a vender navajas albaceteñas. ¡Qué pintoresco!...

Tras subir a un octavo piso sin ascensor, el agente -tras ponerse unos guantes de goma- ha abierto la puerta de un manotazo. Ha dicho algo de que la cerradura aún no la han instalado. El piso es una verdadera monada: está habitado por todo tipo de fauna (insectos, cucarachas, arañas...), tiene goteras, no hay ni una sola pared recta (me encanta la arquitectura abstracta), el techo está mohoso y huele a azufre. He cerrado el trato allí mismo: me recuerda a mi planeta natal...

El agente me ha dicho que tenía que ponerme de acuerdo con la dueña para la venta del inmueble. Ésta me ha sorprendido diciéndome que quería la mitad del dinero en negro. Yo le he replicado que no le podía cambiar un negro por un piso porque, a parte de que al parecer es ilegal (la esclavitud ya la abolieron), no tengo ningún negro...

He tenido que volver a empezar la búsqueda porque el agente de la inmobiliaria se ha negado a volverme a recibir al saber que no disponía de 'negro'. ¿Qué será eso del 'negro'?...

Finalmente, la casita de debajo del puente no está nada mal. Lástima que los cartones se mojan cuando llueve y que hay poca luz, pero hay sitios peores. Por ejemplo el Palacio de Buckingham, donde al parecer uno no puede tomarse ni un café: desde que sale de la cocina hasta que llega a la zona habitada, el café ya se ha enfriado. Para que luego digan que la realeza vive bien...

lunes, febrero 13, 2006

De compras

(dedicado a Errantus)

Hoy he ido por vez primera a comprar a un supermercado en una experiencia que podría catalogar de mística...

Un supermercado es un inmenso edificio lleno de productos que la gente va a comprar. Existen edificios más pequeños llamados tiendas, pero la gente prefiere los supermercados porque unos pocos artículos -llamados 'cebos'- están más baratos que en las tiendas, mientras que el resto de productos están más caros. Vaya que al final les sale más caro que ir a comprar a las tiendas. No, yo tampoco lo entiendo...

Una de las cosas que he aprendido es que incluso las ancianitas se pueden volver violentas si intentas coger un producto de una estantería que ellas habían visto antes y que, a pesar de la edad, pueden sacudir con bastante fuerza. Incluso disponen de dentaduras postizas con que poder morderte mejor. Suerte que llevaba el escudo protector y me he podido librar de ella con una buena sacudida de eléctrica...

Los individuos más peligrosos que vagan por los supermercados son los niños, que van sueltos, como los animales en el campo, pero a diferencia de éstos no se asustan cuando te acercas a ellos ni te lanzan objetos ni se esconden detrás de sus madres cuando los persigues con cara de pocos amigos...

Para pagar hay que seguir un ritual bastante aburrido y absurdo, llamado 'hacer cola' que consiste en perder el tiempo delante de un montón de personas que están esperando a que la cajera les atienda, mientras el resto de cajas del supermercado están cerradas. No yo tampoco entiendo para qué están entonces...

Lo más interesante de hacer cola es que te enteras de todo. Por ejemplo, he averiguado que mi vecino es frutariano porque se ha pasado todo el rato hablando con un amigo por móvil sobre los melones de su novia...

Cuando ha llegado mi turno, la cajera me ha preguntado que para qué quería todos esos recipientes con alcohol etílico y yo le he sonreído. Acto seguido ha avisado a los 'seguratas' que son unos señores muy fornidos a los que no les parece haber hecho mucha gracia mis explicaciones acerca del metabolismo de mi especie. Para que me dejasen estar les he tenido que decir que era para una fiesta y entonces me han dejado ir...

Después la cajera me ha pedido la tarjeta de puntos y, temiendo que volviese a avisar a los 'seguratas' le he dicho que la había perdido pero que por favor me hiciese otra, cosa a la que ha procedido inmediatamente con una amplia sonrisa en su rostro...

Saliendo del supermercado con el carrito, un coche conducido por un individuo humano joven con la música a todo volumen por poco se me lleva por delante. Era uno de los 'seguratas'...

Realmente es complicado esto de los supermercados. No entiendo por qué les tienen tanta afición, debe ser porque pueden dejar a sus crías sueltas para que aterroricen a otras personas, para variar...

jueves, febrero 09, 2006

El mundo perdido

Parece ser que los humanos han encontrado, en una remota isla de Indonesia lo que se conoce como un 'mundo perdido', es decir, un territorio completamente virgen que los seres humanos aún no habían contaminado, expoliado, arrasado...

Esto es una buena noticia para las grandes compañías mundiales, que se frotan las manos ya ante los posibles nuevos productos que van a obtener de la isla, ya que al parecer, se han encontrado nuevas especies animales y vegetales y nunca se sabe de dónde puede surgir un nuevo producto para curar una enfermedad o un simpático animalito disecado para adornar la consulta de un dentista...

La mala noticia es para los pobres moradores de la isla que, no sólo van a tener que soportar a los inoportunos científicos que los han descubierto (in fraganti, diría yo) sino que van a tener que soportar en el futuro, un aluvión de safaris fotográficos de turistas obesos occidentales, armados con cámaras fotográficas y vestidos más bien ridículos que no tendrán reparo en hacerle perder la virginidad al territorio a marchas forzadas, a fin de poder mostrar a sus amigos los trofeos de sus idas y venidas por la isla...